lunes, 16 de marzo de 2009

DOÑA FLOR BURGUERA

Resumen tomado del libro Doña Flor y sus Barajas de Domingo Alberto Rangel


Elio Jaime Burguera Dàvila quien fuera hijo de Don Elias Burguera Garcìa y de Doña Josefa Dàvila de Burguera, se casò con Maria Figueroa de Burguera y tuvieron una hija: Flor Maria Burguera Figueroa.

Son algunos los datos acerca de su vida diaria pero gracias a Domingo Alberto Rangel, Tovareño de nacimiento y Abogado, quien escribiò una biografia novelada: "Doña Flor y sus barajas", se ha podido crear este pequeño rincòn dedicado a esta mujer formada en un ambiente distinguido y pròspero.

La niña Flor, que pronto serìa doña Flor, empezarìa a conocer el mundo desde un balcòn en el atillo de su casa, cuando sos agentes de policìa de Vincencio Pèrez Soto conducìan a "planazos" a un borrachito hasta el cercano Cuartel Nacional. El balcòn brindaba un bello panorama y se podia observar cuando llegaban los primeros arreos de mulas a la casa de ancho patio contigua. Allì recibìa la Casa Elias Burguera y Co el cafè, que era su principal ramo de negocios.

Todo lo que mira la niña Flor desde el balcòn, pertenece al padre o a la Casa comercial fundada por su abuelo casi medio siglo atràs, en 1881, la cual llegó a convertirse en una empresa generadora de empleo, desarrollo y riqueza para la región. San Felipe, El Arado, Buscatera, la Manzana completa de la Casa, los solares aledaños, la casa de la esquina, propiedad de la Tia Josefa y las residencias que hay en ella, sobre las cuales ejercen dominio el tio Cesar y sus hijos; fincas asì como un vasto espacio geogràfico desparramado por los distritos Tovar y Rivas Dàvila del estado Mèrida y Colòn del Estado Zulia forman parte de un circulo de riquezas agrìcolas y pecuarias, cuyo eje mercantil es la Casa Elias Burguera y Co.

Don Elias Burguera Garcìa muere iniciandose el siglo XX el 27 de Junio de 1900, le sucede en la direcciòn de sus negocios Elio Burguera, padre de la niña Flor, quien se introduce acicateado por un personaje, Heinrich Musche, aleman, agente viajero quien fuè incorporado a la Casa Burguera.

A la niña Flor, desde que èsta alcanzò los ocho años, la llevaba Don Elio Burguera al almacèn, para que fuera viendo allì a los clientes futuros y aprendiera el oficio dominador, al cual la destinaban sus condiciones de heredera, pero el drama personal de don Elio derivaba de las contradicciones entre su prosperidad y la ausencia de un presunto heredero varòn, que prosiguiera el ascenso econòmico y social de unos Burguera cada vez màs encumbrados, y despuès de varias intentonas o esperanzas de engendrar un varòn supieron que solo tendrìan una hembra.

Don Elio pensò que era el momento de empezar a prepararla para entregarle despuès el patrimonio. En el pueblo solo existian para una niña las rudimentarias escuelas regentadas por solteronas que enseñaban a leer y escribir. A dos cuadras de la casa del balcòn funcionaba la escuela elemental que dirigìa las señoritas Colmenares. Allì aprendiò a leer y escribir, a conocer las nueve partes de la oraciòn gramatical, a saber quien fuè Simòn Bolìvar y màs que todo eso, "nuestra santa religiòn". Una vez culminados los estudios alli, y como don Elio tenìa conexiones en la isla de Curazao, inscribiò a su hija en el Colegio Wagelegen de aquella isla, donde conociò personajes importantes para sus decisiones futuras. Hubiera permanecido en aquel colegio, pero la muerte de su padre, Don Elio Jaime Burguera Dàvila en el año 1919, le obligò a regresar a su terruño.

LOS VIAJES DE DOÑA FLOR

El pueblo empezò a hacersele pequeño en demasia y provinciano en extremo y frente a Flor Burguera, que ya es Doña como corresponde a su jerarquia social, se abren tres posibles caminos allì en el pueblo: el primero y mas socorrido el matrimonio, la segunda opciòn serìa la de ser otra solterona màs en el pueblo y por ùltimo la posibilidad de ocupar el sillòn del padre en la administraciòn de la Casa Burguera y Co.

Ninguna de esas ideas le gustaban a Doña Flor, por lo cual empinandose sobre la pequeñez provinciana inicia un viaje a Europa que la llevarìan a conocer otras latitudas. Necesitaba la ayuda de otra mujer que, como ella, quisiera viajar para que la fuga resultase honorable o pudiese disimularse. Esa ayuda fue proporcionadapor la que habìa sido esposa del general Vicencio Pèrez Soto, Marìa Josè Carrero con quien en el puerto de La Guaira sube a un barco, de la compañìa francesa De Vappre, que habrà de dejarla en El Havrè; de allì, por ferrocarril llega a Paris.

A Flor Burguera no le agradò Paris. Parecìa fatal un cierto abismo o una clara fisura cuando menos entre ella y la Ciudad Luz. Francia en general tenìa recursos o alternativas que se iban a tomar por asalto tanto doña Flor como su gran amiga y compañera de Viaja Marìa Josè Carrero. Iniciaron excursiones turìsticas por la tumba de Napoleòn Bonaparte, el Sacrè-Coeur, la Magdalena, los Campos Elìseos, la Plaza Concordia y la Rue Royal, pero nada podìa impresionarla.
Continuara...